La primera vez que vi a un pintor dibujar con un lápiz sobre una acuarela no pude evitar la pregunta:
– ¿Por qué dibujas sobre la acuarela?
Me parecía poco adecuado mezclar los materiales. El respeto por cada uno de los campos del arte me impedía entender que se pudieran fusionar en una misma obra.
– Es para ordenar el dibujo ( respondió sin dejar de rascar el lápiz sobre los todavía húmedos pigmentos de la acuarela)
El efecto que produjeron aquellas líneas que definieron las siluetas básicas de las formas fue facilitar la interpretación y profundidad de la obra.
Unos rápidos rasgos que contornearon los elementos principales fueron suficientes para agrupar y ordenar de forma magistral la información que se encontraba dispersa en un mar de color.
Los planos de la imagen surgieron entre las líneas que se fundían en el equilibrio de tonos.
Nunca olvidaré aquella simple lección.
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