Mi director de tesis insiste en que afronte el reto de concretar un planteamiento ordenado en el que defina las etapas formales. Lo llamamos jocosamente “Hoja de ruta”. Algo hace que me resista a elaborar este plan de trabajo. Me propongo confeccionar el documento (forzado por tanto) 和, mientras lo afronto, me dejo llevar por distintos pensamientos.
Para desarrollar un proyecto de investigación se parte de un objetivo a realizar. Un objetivo que puede estar en mayor o menor estado de definición.
A partir de una idea y con los recursos materiales y humanos disponibles comienza un complejo proceso de búsqueda de información, 分析, experimentación, desarrollo y validación en el que deben producirse conclusiones y, 在, productos nuevos.
En este complejo proceso, se desarrolla nuevo conocimiento en forma de axiomas y reglas que se transfieren a la sociedad.
¿Hay que plantearse una hoja de ruta para acometer este proceso?
Quizás primero debería preguntarme ¿Qué es una hoja de ruta?
Una guía de trabajo.
El planteamiento de un modelo metodológico de trabajo es útil especialmente si el proceso se conoce completamente, si es posible establecer deterministamente los pasos a seguir, los estadios intermedios, sus tiempos y necesidades en recursos.
En un “desarrollo aplicado” de ingeniería se tienen que cumplir unos hitos para los cuales se establecen fases de diseño e implementación. Hay que construir un gran puzle tecnológico usando fundamentalmente lo que ya existe.
Una investigación, 然而, tiene un objetivo final pero los pasos intermedios surgen a medida que se avanza en el conocimiento adquirido. Los plazos de desarrollo son difícilmente cuantificables y las líneas de desarrollo pueden verse redefinidas de acuerdo con los avances y recursos. Por suerte o serendipia , intuición o método se “descubren” aspectos que pueden cambiar sustancialmente la investigación.
Definir una estrategia de trabajo abierta a cambios tan significativos puede parecer un despropósito. Metafóricamente lo que llamamos cambios de rumbo a golpe de timón. Sin embargo la simple reflexión sobre la estructuración del trabajo permite ordenar el pensamiento al concretar en un conjunto de líneas las ideas abstractas.
Verse forzado a tomar un camino te define. Es un acto en el que se realizan decisiones que marcan temporalmente el futuro.
Una secuencia de acciones.
Quizás sea menos difícil para mí definir qué acciones inmediatas se van a emprender, y esbozar las siguientes presuponiendo los resultados que se van a alcanzar en una primera fase.
Hay diferentes tipos de mentes; la mía, responde al arquetipo de las de acción. Aprendo haciendo. Experimentando, 打, tocando las cosas como un nicho chico. Si le das un juguete y le preguntas: ¿Qué piensas hacer con este juguete?, posiblemente te mirará extrañado y te dirá: Jugar. Jugar con mayúsculas porque es una acción satisfactoria.
Me muevo dejándome arrastrar por una especie de intuición, seguramente mezcla de racionalidad y emocionalidad. La intuición, por definición, no puede racionalizarse por lo que sólo me queda la emocionalidad.
La verbalización de acciones concretas puede servir de guía básica. Deben ponerse en abstracto para formar el inicio de la hoja de ruta. Las acciones sin embargo se encuentran limitadas al instante presente o un futuro inmediato. Su duración puede ser mayor o menor, pero tienen un sentido de inmediatez de actuación. ¿Cómo puedo plantear un salto adelante? Imaginando un desenlace a la acción.
El mecanismo anterior repetido sucesivamente ¡puede servir de motor de inferencia para la confección de un plan de acción.
Cuando me doy cuenta, no he empezado a hacer el trabajo; me he dejado llevar por las reflexiones que transcribo, y vuelvo a pensar que me resisto a elaborar este plan de acción. Mañana volveré a escribir mi hoja de ruta.