La costumbre de regalar en las “Fiestas de Navidad” no es incompatible con el sentido que se dé desde un punto de vista personal a estas fechas.
Podemos contemplarlas astrológicamente como el “Solsticio de invierno”, laboralmente como “Vacaciones de Invierno”, Cristianamente como “Navidad”…
En cualquier caso nos intercambiamos regalos en un gesto de cariño y amistad, y adornamos el acto enmarcándolo en una fantasía que transmitimos a nuestros descendientes.
¡Es el niño Jesús que nos trae regalos de amor!
¡Es Papá Noel que viene en su trineo volador!
¡Son los Reyes Magos que vienen de Oriente!
Esa fantasía alimenta un espíritu de ilusión que no quiero perder, que hace que nos sintamos más próximos como seres humanos al vivir en un mismo instante un gran chorro de magia.
Cuando mi hijo me preguntó muy serio:
“¿Son los padres o qué?”
Yo le dije:
“Sólo sé que es alguien que nos quiere mucho”.
Disfruta la Navidad!