Ayer os dejaba una reflexión que hacia mi hijo. Hoy le doy respuesta de forma metafórica, mediante un ejemplo que ha caído en mis manos y que viene “como anillo al dedo”.
La pregunta que me lanzaba era:
¿Crees que es más fácil diseñar un avión supersónico que un termo?
El artículo publicado (no me gusta referenciarme, pero en este caso en realidad es a un tercero y de obligado cumplimiento) hace un análisis parcial.
Se centra en una característica del problema dejando de lado el resto, pero es un ejercicio intelectual que destaca la transversalidad del pensamiento y como tal me parecía interesante recoger en esta bitácora vital.
La respuesta por tanto debe destacar un paralelismo tanto en el contenido temático (termodinámica) como en el proceso cognitivo empleado (razonamiento centrado en un aspecto fundamental con toque de humor).
Parece que el origen del documento que transcribo literalmente, tal y como ha caído a mis manos, o a mi dedo como el anillo, es un examen universitario. Sólo tengo una fotocopia. Analiza la esencia termodinámica del infierno y me sirve como metáfora activa para el diálogo. La pregunta con la que respondo a mi hijo es: Hijo, ¿El infierno es Exotérmico (emite calor) o es Endotérmico (absorbe calor)? |
Os dejo el relato:
Examen de termodinámica en Físicas (Valladolid)
Basado en un hecho real.
Un profesor un poco cachondo de Termodinámica había preparado un examen para sus alumnos. Éste tenía una sola pregunta:”¿Es el infierno exotérmico(emite calor) o es Endotérmico (absorbe calor)? Justifica tu respuesta.”
La mayor parte de los alumnos escribieron su respuesta basándose en la ley de Boyle (el gas se enfría cuando se expande y se calienta cuando se comprime) o en alguna variante.
Un estudiante, tuttavia, responde lo siguiente:
“Primero, necesitamos saber cómo varía en el tiempo la masa del infierno. Così, necesitamos saber la frecuencia con la que las almas entran en él y la frecuencia con la que salen. Opino que podemos asumir sin ninguna duda que, una vez que un alma ha entrado en el Infierno, ya no sale nunca más. Así pues, no hay frecuencia de salida. Para calcular cuántas almas entran en el Infierno, tengamos en cuenta las distintas religiones que existen hoy en día en el mundo. Algunas de estas religiones afirman que toda la gente y todas sus almas van al infierno. Con las tasas de natalidad y mortalidad llegamos a la conclusión de que el número de almas que ingresan en el Infierno crece exponencialmente. Ahora miramos la variación del volumen del Infierno, ya que la Ley de Boyle establece que, para que la temperatura y la presión en el Infierno permanezcan invariables, el volumen de éste se tiene que expandir según se van añadiendo almas. Esto nos da dos posibilidades:
- Si el infierno se expande a una velocidad más baja que la frecuencia a la que entran las almas, entonces la temperatura y la presión en el Infierno se incrementarán hasta que éste reviente.
- Por supuesto, si el infierno se expande a una velocidad mayor que la frecuencia de entrada de almas, entonces la temperatura y la presión caerán hasta que éste se congele.
Así pues, ¿cuál es la conclusión? Si aceptamos el postulado que enunció mi compañera Rocío López en el primer año de carrera y que decía algo así como: “El Infierno se congelará antes de que yo me acueste contigo”, y dado el hecho de que todavía no lo he conseguido, entonces el enunciado número 2 no puede ser cierto así que la respuesta es: EL INFIERNO ES EXOTÉRMICO”
P.D. El alumno obtuvo Matrícula.
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